Estos son los cuatro pilares de nuestro proyecto pedagógico:

Que el alumno viva la madurez de acuerdo con su edad, expresada en la coherencia entre lo que es, lo que cree y lo que hace, formando así una conciencia recta y logrando su plena libertad mediante la dirección de la razón (iluminada por la fe) y la voluntad sobre su actuar, sobre sus pasiones y sentimientos, en la verdad y el amor:

  •  • Consolidando un plan de virtudes que se hagan vida, en los ámbitos familiar, escolar y social, a través de distintos planes y proyectos.
  •  • Fomentando la Cultura R: los valores propios de los Liceístas, quienes se caracterizan por la vivencia del respeto, la responsabilidad, el reconocimiento y la rectitud.
  •  • Haciendo de la persona, con todas sus potencialidades, particularidades y oportunidades de desarrollo, el centro de nuestra propuesta formativa.

Que el alumno, consciente de su bautismo, alcance una relación personal de amor con Dios Padre, viva en la fe en Jesucristo que le amó y se entregó por él, y animado por el Espíritu Santo, oriente todas sus actitudes y opciones desde esta relación de amor.

  •  • Fundamentando un sólido Plan de Pastoral.
  •  • Acercando a nuestros estudiantes a su ser interior y a Jesucristo, para que el respeto propio y por el otro sea la guía de su actuar.
  •  • Haciendo vida entre nosotros el anuncio y vigencia de la Buena Nueva del Evangelio.

Que el alumno forme una clara y sólida estructura mental, habituándose a un pensar disciplinado orgánico que le permita expresarse con precisión y claridad, adquirir un sentido de lo esencial y la jerarquía de valores, y emitir juicios personales rectos y prudentes.

  •  • Desarrollando un plan de estudios que responda a las exigencias propias de la escuela del Siglo XXI.
  •  • Fomentando las mejores prácticas de enseñanza, mediante una didáctica y metodología renovadas y pertinentes, que posibiliten el aprendizaje significativo, basado en proyectos y en la solución de problemas.
  •  • Implementando la evaluación formativa y la disciplina positiva, entre nuestros educandos, para lograr en el mediano y largo plazo un aprendizaje auto motivado y auto dirigido.

Que el alumno forje una personalidad y corazón de apóstol celoso y consciente del sentido de su misión; y que viva y actúe como «enviado» por Cristo a extender su Reino en su medio ambiente y en comunión eclesial, a través del testimonio, la oración y acciones concretas.

  •  • Proyectando lo mejor, de la formación personal de cada uno, en el grupo familiar, escolar y social.
  •  • Haciendo vida los lineamientos de la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
  •  • Formando en la solidaridad, el compartir, la ayuda mutua y el trabajo colaborativo.
  •  • Educando en la responsabilidad social.